sábado, 2 de junio de 2012

¿Es tradicional el Rito Escocés Rectificado?; por Patrick Geay

Artículo publicado en la revista La Règle d’Abraham, nº 8, Diciembre de 1999.



El estatuto del RER fue en otro tiempo objeto de una larga controversia que opuso, como se sabe, a J. Tourniac con D. Roman. Desearíamos aquí, no repetir lo que ya ha sido dicho, sino profundizar el examen de las fuentes problemáticas de este Rito que emana principalmente, sobre el plano teórico, del “sistema” de Martínez de Pasqually.

Nuestra intención no es, precisémoslo, poner en tela de juicio la regularidad iniciática del RER, ni desde luego lo que comparte con los demás Ritos masónicos, aquello mediante lo cual han conservado la auténtica tradición, sino mostrar en qué las concepciones de Martínez, que estimamos extrañas a ésta, han engendrado una suerte de ilusión en cuanto al valor espiritual real del RER.

No nos entretendremos con las observaciones críticas de D. Román [1] concernientes a las innovaciones de Willermoz que conviene recordar brevemente.

Existía, primeramente, el famoso problema del rechazo de la filiación templaria que, durante el Convento de Wilhelmsbad, fue objeto de comentarios y actitudes tímoratas, por lo menos ligeras [2]. Viene después la evocación de la desastrosa influencia del sonambulismo sobre Willermoz, que seguirá notablemente el consejo del Agente (la Srta. Rochette) de suprimir la referencia a Tubalcaín [3]. Este consejo reposaba curiosamente sobre el hecho de que Tubalcaín había sido “el inventor, el Padre del arte de trabajar los metales” [4], lo que habría debido implicar, en toda lógica, la exclusión del broncista Hiram (I Reyes, 7: 13 y II Crónicas 2: 12) del cual los rituales conservan sin embargo el recuerdo en el RER…

Volveremos más adelante sobre otras dificultades relativas en particular a las Instrucciones secretas por las cuales A. Faivre no disimulaba su admiración [5], dando aquí un bello ejemplo de “la historia laica” que pretendía defender, según R. Dachez (RT, nº 103/104, p. 155)…

El punto sobre el cual juzgamos útil detenernos ahora, concierne a los efectos perversos que tuvieron las concepciones de Martínez de Pasqually sobre la constitución del RER.

Varios autores han visto bien que este último adoptaba en su Tratado de la reintegración [6] una visión muy negativa de la materia [7] más tarde asimilada en el RER “a un lugar de tinieblas [8]”.

Aunque no tengamos que habérnoslas aquí con un encratismo radical dependiente del gnosticismo, reencontramos en las especulaciones, por lo demás muy confusas, de Martínez y cuya proveniencia queda muy incierta, un conjunto de conceptos que explican por qué R. Guénon pensaba que la iniciación que había recibido el autor del Tratado era “limitada”  [9].

Creemos igualmente nuestro deber añadir que desde el punto de vista metafísico algunas ideas de Martínez no son rigurosamente ortodoxas. El hecho de creer a los seres “libres e independientes” (Tratado, p. 113)  por ejemplo, señala una forma de dualismo que puede encerrar en el mecanicismo. Más adelante, el Tratado (p. 117) dice claramente en este sentido como “el Creador no toma parte alguna en las causas segundas espirituales” [10]. Lo que es más, (Tratado, p. 135), Martínez parece incluso limitar la Omnipotencia divina ya que no le es posible al Creador ¡”establecer las causas segundas”!

Esta libertad total de Adán tiene varias curiosas consecuencias, pues a fin de manifestar “su orgullosa potencia” Adán “crea una forma tenebrosa” que en el texto se comprueba que es ¡“una mujer”! (Tratado, p. 141). El nombre de ésta, “Ouva” (Tratado, p.175), parece ser una deformación de Eva, en hebreo (hawah). Sin embargo, esta concepción no aparece por ninguna parte en la Cábala hebraica.

Las expresiones desfavorables respecto de la materia aparecen en numerosos pasajes (Tratado, p. 185, 189, 191, 349, 473), “el cuerpo de materia no tiene ninguna participación en lo que se opera entre el alma y el espíritu divino” (Tratado, p. 431), se aprende igualmente que “sin esta prevaricación primera (aquella de los espíritus perversos) no hubiera habido una creación material temporal, sea terrestre o celeste” (Tratado, p. 505) [11].

Se mide aquí la incompatibilidad que existe de hecho entre tal visión del mundo sensible y una iniciación de oficio por la cual la transformación de la materia, siguiendo las leyes de la armonía, es precisamente el medio de acceso a la vía espiritual. Y lo cierto es que esta visión explica la hostilidad bien conocida del fundador del RER por la alquimia [12] que la Instrucción secreta de los Profesos tiene, por otra parte, tendencia a confundir con una grosera química [13].

Las consecuencias de esta tendencia anticorporal son considerables sobre el plano iniciático, pues neutraliza, al menos para los especulativos, le proceso de transmutación del cuerpo en espíritu y del espíritu en cuerpo, que se revela como una constante universal de las diferentes vías iniciáticas.

Otro problema mayor del Tratado reside en su exclusivismo cristiano que hace de la historia santa, en una perspectiva más teológica que esotérica, una lenta progresión de la revelación culminante en Cristo: “todos los cultos pasados no eran sino símbolos de lo que él ha hecho” (p. 381).

La recuperación de Martínez por Willermoz se hace sobre este punto flagrante. Citamos aquí un largo pasaje de la Instrucción secreta de los Profesos:

En esta época existía sobra la tierra, como existe aún hoy en día, varias especies de iniciaciones gentiles o egipcias, que no son sino un criminal y monstruoso abuso de la ciencia: y al fin la iniciación del Templo, establecida por Moises y perfeccionada por Salomón. La misma que ha pervivido hasta nosotros bajo el nombre de Franc-Masonería. Difiere esencialmente de la iniciación cristiana en que no puede representar sino figuradamente la historia del hombre general y universal así como las relaciones que los unen, mientra que la última, mucho más perfecta, presenta el desenvolvimiento efectivo de las alegorías y el cumplimiento real de los Misterios de la Religión primitiva y universal [14].

Las implicaciones de este texto son temibles. Por una parte parece ignorar, a pesar de una alusión a la religión primitiva, la verdadera doctrina de la unidad de las formas tradicionales; seguidamente, confunde religión cristiana con “iniciación cristiana”; en fin, parece poner a aquella (es decir la religión) al mismo nivel que la Masonería, lo que explicaría bien las derivas que van en sentido de una “exoterización” [15], pero también en el sentido de una voluntad de concebir un “grado” caballeresco (el de CBCS) que se sitúa más allá de la Masonería, en una cuasi-ruptura con ella, a fin de consagrarse “a la defensa de nuestra santa religión cristiana” como lo dijo el Convento de Wilhelmsbad (RT, nº 103/104, p. 167) Hay ahí sin duda un auténtico vuelco del orden normal de las cosas, por no decir más… [16].

El juicio severo de Guénon [17] sobre Willermoz parece pues totalmente justificado, y la admiración [18] de Tourniac por el RER, por el contrario, completamente desproporcionada.

Otras anomalías podrían haber sido contestadas como la inversión de las palabras de Aprendiz y Compañero [19]; el sentido negativo que toma el número cinco [20] en el RER, etc… Otros tantos elementos deberían permitir revisar totalmente la idea de una conciliación entre “la esencia del Rito Escocés y la universalidad de los principios metafísicos expuestos por Guénon” [21].

Precisamente, tal y como hemos visto con el problema del estatuto de la “materia” en Martínez [22] este concordismo es imposible. Aunque las fuentes del Tratado de la reintegración sean todavía mal conocidas, es probable que la influencia de Orígenes, avanzada por J. de Maistre [23] sea real, sin ser la única. Su anti-iconismo (Ch. Schönborn, L’icone du Christ, Cerf, 1986, p- 77-88) coincide, por otra parte, bastante bien con las posiciones martinezistas. Además se recomendaba leer, entre otras, las obras de Orígenes dentro de la Orden de los Elegidos Cohens [24]

Se pone fin a la cuestión del verdadero origen de las prácticas instauradas por Martínez en su grupo [25].

En cualquier caso, las diferentes razones invocadas en este corto artículo deben poner muy gravemente en duda la ortodoxia tradicional del RER, ya que creemos fuertemente, contra lo que dice G. Sandri, que este Rito y sus adherentes no están en modo alguno cualificados para “corregir y enderezar los abusos y los relajos que se han deslizado en la Orden de los Franc-Masones” [26].

Para concluir, se puede uno interrogar legítimamente sobre la fidelidad del RER al Escocismo jacobita primitivo, el cual nació via la Estricta Observancia, y que reivindicaba principalmente una “lejana filiación con los antiguos Templarios” [27]

Notas:
[1] Reflexions d’un Chretien sur la Franc-Maçonerie, Ed Traditionnelles,1995, chap. XIII et XV.
[2] Hay que resaltar en efecto del texto del célebre Convento (1782) que era peligroso: “querer restaurar una Orden prohibida por el concurso de dos potencias”, cf., R. Dachez, “Le Convent de Wilhelmsbad (1782) – Genèse d’un mythe”, Renaissance Traditionnelle, nº 103/104, 1995
[3] Sobre este punto cf. Ch. Guigne, “Phaleg”, Villard de Honnecourt, nº 17, 1988, p. 295; aussi, J. –p. Schnerzler, “L’agent inconnu et le rite rectifié”, Villard de Honnecourt, t. 12, 1976. A propósito de las relaciones entre el mesmerismo y Willermoz, cf., R. Darton, La fin des lumières, Perrin, 1984, p. 69-70. Remarquemos finalmente que en la Cábala Tubalcaín está lejos de ser siempre percibido de manera negativa, véase J. de Hamadan, Fragment d’un commentaire sur la Genèse, Verdier, 1998, p. 96.
[4] Extrait du Protocole du Directoire provincial d’Augergne séant à Lyon, B. M. de Lyon, Ms. 5868. Agradecemos particularmente a F. Tessier que nos a enviado una copia de este texto y de una manera general para los documentos que ha puesto a nuestra disposición.
[5] Accès de l’ésotérisme occidental, Gallimard, 1986, p. 179.
[6] Utilizamos la edición de R. Amadou, Robert Dumas Editeur, 1974.
[7] G. Reynaud, “Les sources chrétiennes du Régime Ecossais Rectifié”. Villard de Honnecourt, nº 17, 1988, p. 274. A este respecto, el artículo de E. Mazet “La conception de la matière chez Martinez de Pasqually et dans le Régime Ecossais Rectifié”, RT, nº 28, 1976, nº 29, 1977, nº 31, 1977, no nos parece pertinente.
[8] J. Lhomme, E. Maisondieu, J Tomaso, Dictionnaire thématique illustré de la Franc-Maçonnerie, Editions du Rocher, 1993, p. 294.
[9] Etude sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage Ed. Traditionnelles, 1985, t. I, p. 78.
[10] Tendremos la ocasión de mostrar en un obra en preparación (Le Plan divin. Métaphysique de l’histoire et prédestination) que el mundo manifestado no posee autonomía ontológica. Para una formulación ejemplar de la doctrina no-dualista véase Abd al Kader, Le Livre des haltes, Alif éditions, 1996.
[11] Martínez sostiene sin embargo en ocasiones que “el principio de la materia del cuerpo general no es otra cosa en el Creador, que una pintura espiritual concebida en su imaginación” (Tratado, p. 257 y 335). Teniendo en cuenta la relación que hemos evocado en Hèrmes trahi entre el Imaginal y el Elemento Aire, asombrará aquí que aquel sea deshechado por Martínez por motivos bastante oscuros, cf. La magie des Elus coëns (catéchisme des commandeurs d’Orient), Cariscript, 1989, p. 65-66.
[12] Dictionaire thématique…, p. 293.
[13] Publicado en p. Stable, Tradition iniciatique et Franc-Maçonnerie chrétienne, Trédaniel, 1993, p. 57-58.
[14] Ibid, p. 56.
[15] J. Tourniac, La Franc-Maçonnerie chrétienne templiére des Prieurés Ecossais Rectifiés, 1986, p. 42.
[16] Añadamos que en una perspectiva de complementariedad entre esoterismo y exoterismo, que no es la misma que la de Willermoz, la Masonería, en tanto no procede de la Revelación cristiana, no tiene relación orgánica con ésta, aunque ella comprende elementos relativos al esoterismo cristiano.
[17] Afirma simplemente que no es ejemplo a seguir, Etudes sur la Franc-Maçonnerie, Ed. Traditionnelles, 1981, t.II, p. 120.
[18] “René Guénon y el rito escocés rectificado”, Villard de Honnecourt, nº 16, 1988, p. 182.
[19] R. Désaguliers, Les deux Grandes Colonnes de la Franc-Maçonnerie, Dervy, 1997, p. 35, n. 10.
[20] A. Viatte, Les Sources ocultes du romantisme, Champion, 1928, t.1, p. 57.
[21] J. Tourniac, Paradoxes énigmes et curiosités maçonniques, Dervy, 1993, p. 194.
[22] Recordemos que Guénon ha escrito en El Reino de la Cantidad que, por una parte, es una “resacralización” del plano corporal. Añadamos que se reencuentra en Louis Claude de Saint Martin un error de este último como lo ha señalado A. Viatte, op. cit., t. 1, p. 275-276.
[23] Citado por A. Viatte, op. cit., t. 1 p. 140
[24] R. Dachez “ Les Elus Cohen à Saint-Domingue en 1767-1768. Textes d’instructions sur les deux premiers grades bleus”, RT, nº 79, 1989, p. 201.
[25] R. Trintzius, Jacques Cazotte ou le XVIIIéme siècles inconnu, ed., Athena, 1944, p. 99-103 en donde da uma descripción.
[26] G. Sandri, “Los orígenes del símbolo y de la divisa del segundo grado en el Régimen Escocés Rectificado”, RT, nº 106, 1996, p. 108. Se notará que en este artículo el autor interpreta estos orígenes como exteriores a la Masonería. Cuando las fuentes invocadas, a saber las miniaturas de J. Bailly (XVIIeme) realizadas para Louis XIV, podrían muy bien tener, al menos aquellas que representaban una escuadra puesta sobre un muro acompañada de la divisa dirigit obliqua, un origen operativos. En cuyo caso se trataría de un topos del oficio que asocia de buen grado el arte de edificar a la función real, cf., Devises pour les Tapisseries du Roi, Hercher, 1988. Se notará por lo demás que la expresión “ella corrige lo oblicuo” ligada a la escuadra prueba que era conferido un sentido simbólico a este instrumento de arquitectura antes del siglo XVIII.
[27] A. Kervella / Ph. Lestienne, “Un haute-grade templier dans le milieux jacobites en 1750: l’Orden sublime des Chevaliers Elus aux sources de la Stricte Observance”, RT, nº 112, 1997, p. 231.