domingo, 29 de enero de 2012

Emir ‘Abd al-Qâdir, maestro sufí y masón.

Diploma de la Iniciación a la Franc-Masonería
a nombre del Emir 'Abd al-Qâdir


'Abd al-Qâdir al-Yaza’iri ibn Muhy al-Din, también conocido como Abdelkáder o Abdel Kader, cuyo nombre significa “Servidor del Todopoderoso”, fue emir de Argelia y actualmente es considerado héroe de la resistencia contra la ocupación francesa y origen del Estado argelino moderno. Nació en Mascara (Argelia) el 6 de septiembre de 1808 y murió en Damasco (Siria) en mayo de 1883.

Su padre, Sidi Muhy al-Din, fue sheij de la orden sufí Qadiri y autor del Kitab irsah al-muridin, destinado a los novicios en la gnosis. Su madre, una mujer cultivada, era hija del sheij Sidi Buduma, jefe de una importante zauiya. Mientras que para algunos historiadores el emir ‘Abd el-Kader sería descendiente de una parte de la tribu berber de los Banu Ifren, es tenido al mismo tiempo como descendiente del profeta Mahoma.

Niño precoz, podía leer y escribir con 5 años, es autorizado a comentar el Corán y las tradiciones proféticas a los 12, y dos años más tarde, lleva el título de “Hafiz”, destinado a aquellos que saben por entero el Corán de corazón. Con 8 años peregrina por primera vez a la Meca en compañía de su padre, continuando después su educación religiosa con su tío paterno en el estudio del Corán, con el que al tiempo aprende los principios de la geometría, la astronomía, la ciencia física, la moral, equitación y el uso de las armas. A los 18 años se traslada a Orán donde aprende política con Ahmed ben-Kodya. Se le recuerda además por su hábil inteligencia y prodigiosa memoria que hacia que pudiera citar a muchos filósofos griegos y árabes, así como disertar sobre Platón, Pitágoras, Aristóteles, o narrar hechos de historia antigua y moderna, así como otros conocimientos sobre filología, geografía e incluso medicina.

El emir ‘Abd al-Qâdir fue además de jefe militar, político, poeta, filósofo, teólogo y maestro sufí de la rama darqawi de la tariqa Shadhiliyya. Como jefe militar resistió durante quince años (1832-1847) a las tropas de África del cuerpo expedicionario francés después de la conquista de Argelia, iniciando el levantamiento contra los franceses mediante un llamamiento a la Guerra Santa y sitiando Orán en 1832. Ese mismo año es proclamado príncipe de los creyentes.  En 1837, después de varios años de guerra, se le concede el control de la provincia de Orán y parte de la de Argel mediante el Tratado de Tafna. En 1839 es derrotado por las tropas francesas que en 1843 ocupan por entero Argelia. Refugiado en Marruecos, se alía al sultán marroquí ‘Abd al-Rahman que es derrotado en la battalla de Isly en 1844, lo cual le obliga a entregarse a los franceses en 1847. En Francia se le mantiene como prisionero en Toulon y en Pau hasta que en 1852 se le concede la libertad con honores. Una vez libre marcha a Bursa (Turquía) en 1853, aunque un terremoto que destruye la ciudad, hace que se traslade por un tiempo a Estambul; después de conseguir los permisos del gobierno francés y turco viaja a Damasco donde reside desde 1855 hasta su muerte. Allí enseñará teología en la mezquita de los Omeyas y crea en su residencia una vasta biblioteca haciendo acopio de numerosos libros y manuscritos provenientes de múltiples países, entre los cuales se encuentra la Futûhât al-Makkiyya de Ibn ‘Arabî.

El Emir Abd al-Qâdir
En 1860, los enfrentamientos entre las comunidades del Líbano se extienden hasta Damasco, donde drusos y fanáticos sunnitas atacan los barrios cristianos de la ciudad. El emir ‘Abd al-Qâdir interviene como jefe militar en los enfrentamientos para proteger a la comunidad cristiana que se refugia en el barrio argelino, hecho por el cual la República Francesa le concede la gran cruz de la Legión de Honor, además de recibir otros reconocimientos por parte del emperador de Prusia, del Zar de Rusia o del Papa que le concede la Orden de Pío IX. Entre estos reconocimientos figuran el de varias Logias masónicas, de una de las cuales, la R.·.L.·. Henri IV del GOF, partirá una propuesta para recibir la Luz. Tras la batalla se retira varios días a la tumba de Ibn ‘Arabî para rezar, meditar y ayunar. Consagra el resto de su vida a obras de beneficencia, al estudio de textos científicos y sagrados, y a la meditación. Al morir es enterrado junto a la tumba de su maestro Ibn ‘Arabî, aunque sus restos fueron trasladados a Argelia en 1966 a petición del gobierno argelino.

Aunque los historiadores se han centrado principalmente en su vida política y militar, el emir ‘Abd al-Qâdir fue un reconocido maestro sufí. Su vinculación le venía ya desde su padre, sheij de la tariqa Qadiriyya en Argelia, donde participó. En la peregrinación a la Meca (el-Hajj) de joven junto a su padre conoció en Damasco al gran maestro Jalid al-Bagdadi, de la orden Naqshbandi. Una vez exiliado, realizó de nuevo la peregrinación donde se vincula al maestro shadilî Muhammad al-Fasi al-Shadili (m. 1289 h.) de quien obtiene la instrucción espiritual y con quien recibe la apertura espiritual de la Meca. En su vida también destaca una especial relación espiritual con Ibn ‘Arabî, al que él reconoce como su maestro en varios de sus escritos, así como en diferentes episodios que marcan esta elección, tal y como en su llegada a Damasco donde, antes de ser recibido oficialmente, se desvía para visitar la tumba de Ibn ‘Arabî, maestro sufí andalusí, o el que se le concede para residir la misma casa donde Ibn ‘Arabî residió en el casco antiguo de Damasco, en el barrio de sayda Ruqayya, y el que su obra más importante, Kitab al-Mawaqif, recoge, a petición de sus discípulos, sus comentarios a las obras de Ibn ‘Arabî. Dentro del sufismo, ocupa hoy, un lugar destacado, pues además de ser el reintroductor de la obra de Ibn ‘Arabî en Siria, fue el introductor de la rama darqawi de la Shadhiliyya en la tierra de Sham.

Finalmente, es necesario destacar, además de la mención que hemos realizado arriba de pasada, y motivo por el cual le dedicamos esta entrada, que el emir ‘Abd al-Qâdir, fue iniciado en la Masonería, después de recibir la invitación a recibir la  Luz, en la R.·.L.·. Henry IV, del GOF, por su defensa armada de la comunidad cristiana en Damasco durante los sucesos de julio de 1860. De esta recepción se muestra el correspondiente diploma en el encabezamiento de esta entrada.

(Enlace a la revista Oriente e Occidente, donde se dedica el número 15 por entero a glosar la figura del emir 'Abd al-Qâdir como masón. http://www.oriente-e-occidente.com/N04.html )