jueves, 10 de marzo de 2011

Antiguos Documentos Masónicos. Introducción a la Historia de la Francmasonería.

De la contraportada: Manuel Corral Baciero y Angel Luis Encinas Moral nos ofrecen en este libro un estudio introductorio sobre la esencia, principios, historia y ritos de la Francmasonería universal, realizado a partir de sus principales fuentes y documentos directos. Con tal fin, en sus páginas se incluyen veintiséis de los textos masónicos más relevantes (constituciones, reglamentos y estatutos fundacionales) fechados entre el año 926 y 1875.

La edición se complementa con sendos trabajos de los autores que versan, respectivamente, sobre el estado actual de la Francmasonería en el mundo, con una referencia específica a España, y una explicación de los diferentes ritos masónicos existentes: Emulación, Escocés Antiguo y Aceptado, Escocés Rectificado, York, Francés, Menfis Mizraim, Sueco, Philalethes, Schröeder, etc; y sobre la historia de la Francmasonería desde la más remota Antigüedad (Mesopotamia, Oriente Medio, Grecia y Roma), pasando por la Edad Media y Moderna Europea, hasta la actualidad.

Una obra, pues, ajena a referencias bibliográficas y elementos extraños a la propia tradición masónica, que en general suelen tergiversar sus propósitos en pro de intereses personales, corporativos o políticos de todo tipo, cuya intención es presentar al lector las fuentes esenciales, directamente y sin intermediarios. Un enfoque, en suma, que aporta la información precisa para iniciar una reflexión estrictamente personal y objetiva sobre la Francmasonería, su ideario, sus prácticas y su papel en la historia de la humanidad, lejos de estériles generalizaciones y estereotipos.

Índice:

Prólogo:
La inexistente masonería, por Manuel Corral Baciero.

Introducción:
Apuntes sobre la historia de la Francmasonería, por Ángel Luis Encinas Moral de la Universidad Complutense de Madrid.

Documentos Masónicos Antiguos
Constitución de York (926)
Estatuto de los Canteros de Bolonia de 1248
El Manuscrito Regius (1390)
El Manuscrito Cooke (Entre el 14010 al 1420)
Las Constituciones de los Masones de Estrasburgo (1459)
Los Estatutos de Ratisbona (1498)- Estatutos de la Asociación de Talladores de Piedras y Albañiles
Constitución Definitiva de la Francmasonería Universal – Principios básicos constitutivos de la Francmasonería Universal aprobados en la Asamblea General de los Francmasones que se reunión en París en el año de 1523
El Manuscrito Grand Lodge Nº 1 (1583)
Los Estatutos de Schaw (1598)
Los Antiguos Deberes: El Manuscrito “Iñigo Jones” – La Antigua Constitución de los Libres y Aceptados Masones (1607)
Reglamento de 1663
El Manuscrito de Edimburgo (1696)
El Manuscrito Dumfries Nº 4 (1710)
El Manuscrito Kewan (1714-1720)
Constitución de Anderson (1723)
La Institución de los de los Francmasones (1725)
El Manuscrito Graham (1726)
Acta de Constitución de la Primera Logia en España “La Matritense” (1728)
La Masonería Disecada (1730)
La Masonería según las Escrituras (1737)
Las Modificaciones Inglesas de 1738 y de 1813 a las Constituciones de Anderson
Diálogo entre Simón y Felipe (1740)
El Manuscrito Essex (1750)
Los Landmarks de Mackey
Las Grandes Constituciones de 1786 concordadas con las que promulgó el Congreso Escocés de Lausana de 1875
Código Moral Masónico.


Nota 175 del libro al Manuscrito Regius (pág. 141 y s.)

Es en el seno de las antiguas corporaciones de constructores de la Edad Media europea donde tomó forma la corriente iniciática que hoy conocemos como Masonería. No quiere esto decir, en absoluto, que la tradición masónica, en tanto que transmisión de una influencia espiritual “no humana”, deba remitirse históricamente a una determinada época o circunstancia. En realidad, este error depende de una concepción de la iniciación como algo de orden simplemente “moral” y “social”, y semejante actitud es consecuencia de un punto vista esencialmente exterior y “profano”. Tampoco la tradición masónica –así como cualquier otra tradición iniciática legítima, en tanto que implica una transmisión regular- puede ser reducida a un sentido exclusivamente psicológico, de donde se derivaría su existencia como un simple producto del “espíritu humano”. Ciertamente, la Masonería sería impensable si no tenemos en cuenta la noción de la unidad tradicional primordial y las sucesivas adaptaciones de ésta a las circunstancias determinadas por el desarrollo cíclico de la manifestación y por las diferentes mentalidades de los pueblos a las que está dirigida. Decir que la Masonería “tomó forma” en las antiguas corporaciones medievales significa que éstas proporcionaron la base y el “molde” adecuado para su expresión en tanto que modelo iniciático de características propias, ligado a un oficio; este modelo no deja de ser una expresión de una verdad no histórica, y es así como debe entender su origen “from immemorial time”.

Por otra parte, la usual división de la Masonería en “operativa” y “especulativa”, entendiendo por la primera las corporaciones de constructores medievales y por la segunda la organización “filantrópica” y “filosófica” derivada del progresivo predominio en las logias de los “Masones aceptados”, y cuyo nacimiento data del siglo XVIII, no implica sino la fijación en el aspecto más exterior y superficial de la misma. Se pretende que la Masonería “especulativa”, al haber prescindido del oficio, si no evidentemente en sus símbolos y ritos, sí en sus aspectos formales, representaría un progreso en sentido “intelectual” y respondería a concepciones de un nivel más elevado. En realidad, el paso de lo “operativo” a los “especulativo” representa exactamente lo contrario de lo que la mentalidad moderna quiere ver ahí. Lejos de constituir un “progreso”, se trata más bien de un empobrecimiento y un olvido de lo que es la “realización” –y es esto lo que verdaderamente significa el término “operativo”— para no dejar subsistir más que una visión puramente teórica de la iniciación, una “especulación” que es un “reflejo”, es decir, un conocimiento indirecto, por oposición al conocimiento efectivo y directo. Tal conocimiento efectivo no es sino la realización iniciática.

Aunque el saber iniciático es propiamente una transmisión, y como tal tiene sus propios medios, diferentes por completo de la educación profana. La Masonería medieval y cristiana dejó algunos documentos escritos –hoy en día prácticamente desaparecidos— en los que se conservaron cuidadosamente algunas normas generales, leyes fundamentales e interpretaciones míticas, a los que genéricamente se denominan “Old Charges” (Antiguos Deberes). El más antiguo que se conoce es el “Manuscrito Regius”, del que aquí ofrecemos la traducción al castellano.

Según todas las informaciones al respecto, el Manuscrito Regius data de alrededor del año 1390, publicado en 1840 por James O. Halliwell, es mencionado en 1670 en un inventario de la biblioteca John Theyer. Éste fue vendido por Robert Scott (de donde aparece en un nuevo inventario realizado en 1678). El manuscrito perteneció después a la Biblioteca Real hasta 1757 (y de ahí su nombre de “Regius”), fecha en la cual el rey Jorge II lo donó al museo Británico.

El Regius se compone de las siguientes partes:

- Fundación de la Masonería en Egipto por Euclides.
- Introducción de la Masonería en Inglaterra bajo el reinado de Adelstonus (rey sajón, 925-939).
- Los Deberes: quince artículos
- Los Deberes: quince puntos.
- Relato de los Cuatro Coronados.
- Relato de la Torre de Babel.
- Las siete artes liberales.
- Exhortación sobre la misa y cómo conducirse en la iglesia.
- Introducción sobre las buenas maneras.

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