jueves, 24 de junio de 2010

Logia de San Juan

Entrada del Diccionario Masónico. Simbolismo y Aspectos Históricos según la Tradición. Alexis Hatman. Asociación Cultural Meru. Barcelona, 2007.

Los dos San Juan (invierno y verano) representan los dos solsticios en la tradición cristiana. En la antigüedad, estas dos fiestas solsticiales, en las corporaciones de artesanos o collegia fabrorum, se celebran en honor de su patrón, el dios Janus, el «Señor de las dos vías», en relación con las puertas solsticiales pitr-yana y devayana, y con el ciclo zodiacal (1, caps. XVIII y XXXVII).

La Logia de San Juan es una imagen del Cosmos, cuyos límites están representados por los dos solsticios (literalmente, puntos de detención del Sol), figurados por los dos San Juan, San Juan Evangelista, el de invierno, da comienzo al ciclo ascendente solar del año, es el «Juan que ríe» en la expresión popular, mientras que San Juan Bautista es el «Juan que llora», el penitente, e inicia el ciclo descendente. Este doble significado se expresa también en la etimología hebrea del nombre Juan (Yahanán) que puede significar ‘misercordia de Dios’ (descendente) y ‘alabanza a Dios’ (ascendente).

En el símbolo del círculo con un punto en el centro y dos tangentes verticales, éstas representan a los dos San Juan, marcando los puntos tangenciales el eje solsticial, aquí situado horizontalmente aunque es vertical con respecto al equinoccial, por la asociación de las tangentes con las dos columnas del Templo (1, cap. XXXVIII).




También se dice (instrucción de Aprendiz en el Rito de Emulación) que estas líneas representan a Moisés (Norte) –aspecto legislativo- y al Rey Salomón (Sur) –aspecto sapiencial— (30, p.250-251; 255). Sobre la parte superior del círculo descansa el Volumen de la Ley Sagrada, que sostiene la Escalera de Jacob, cuyo cima alcanza los cielos. También se señala que las Logias, de entrada dedicadas al Rey Salomón, lo estuvieron a continuación a San Juan Bautista «hasta el reinado del emperador Vespasiano», en que pasaron a estarlo a San Juan Evangelista (26, p. 21; 30, p. 250-251; 255).

Las referencias a los dos San Juan sólo aparecen en versiones tardías de los Old Charges (a partir del s. XVIII), y probablemente son de origen escocés o del norte de Inglaterra (30, p. 154)

El Bautista cierra la antigua Ley y anuncia la Revelación cristiana. El Evangelista cierra la revelación evangélica y anuncia el Apocalipsis, la segunda venida de Cristo. Para un cristiano delimitan las fronteras temporales y cosmológicas y la extensión espiritual del mensaje de Cristo. San Juan Bautista aparece al comienzo, bautiza con agua e insiste sobre la horizontal: «Preparad el camino del Señor, Allanad los senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina abajada» (Lucas III, 4). Es el Maestro del segundo nacimiento por el agua. San Juan Evangelista se refiere al fuego y a la luz; y a la vertical, pues ha desempeñado su papel sobre las montañas sagradas de la transfiguración, los olivos y el calvario; su símbolo tradicional es el águila, pájaro de las alturas. Preside el tercer nacimiento por el fuego (Lucas III, 16-17).

San Juan Bautista se encuentra en estrecha relación con la búsqueda de la Palabra Perdida. Su padre, Zacarías (זכריה), queda mudo al no creer el nacimiento de un hijo, anunciado por Gabriel (Lucas I, 20). Pero Zacar (זכר, raíz con el significado de purificar, limpiar; también da lugar al significado de macho, varón, pene, en conexión con la idea de jaculatoria) es el equivalente hebreo del árabe Dhikr, ambos con el significado de recuerdo, reminiscencia, invocación; y יה (Iah) es un Nombre Divino, abreviación del Tetragrama, con lo que tenemos que, literalmente, Zacarías se traduce por «invocación, rememoración de Iah». Al nacer el niño y escribir en la pizarra «Juan es su nombre», recuperó el habla y «bendecía a Díos» (Lucas I, 63-64). Bajo este prisma, Juan Bautista es el que hace recobrar la Palabra Perdida (30, p. 524).

En una vidriera de la iglesia de Saint Rémy aparece un San Juan sintético, en el que se fusionan las dos figuras del Bautista y el Evangelista, fusión subrayada por la presencia, por encima de la cabeza, de dos parasoles dirigidos en sentidos opuestos (solsticios); en suma una especie de Janus cristiano (30, p. 254-255).

Según Tourniac, la figura I que simboliza a David y Salomón con sus tangentes, lleva implícita la representación del patriarca Jacob en el diámetro. (36, p. 37)

Los dos «testigos» Henoch y Elías que deben reaparecer antes del fin de los tiempos, se «prolongan» en los dos San Juan –se recordará que en el Bautista habitaba la «virtud de Elías»- estando uno y otro en correspondencia con las columnas J y B, igual que uno y otro presiden la transmisión de la iniciación, ya sea bajo su forma orgánica, ya bajo su forma extra-orgánica y «salvaje» (36, 89-90).

Los nombres de los santos tienen por iniciales las letras J y B (Juan Bautista y Juan Boanerges), inscritas sobre las dos columnas de las logias masónicas (40, p. 122).

Los dos San Juan son hijos, uno de Zacarías y el otro del Zabedeo, siendo la Z el jeroglífico del rayo (40. p. 122).

Oraciones masónicas asocian a San Juan Bautista con Henoch, presente de modo destacado en los grados 13 y 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (40, p. 121; 23-24).

El eje solsticial es el «eje vertical» del ciclo anual, que en simbolismo espacial corresponde al «eje del mundo», representado por el vajra, símbolo que tiene a la vez la naturaleza del rayo («luz celeste») y del diamante (pureza y dureza). La tradición cristiana ha atribuido siempre a los dos San Juan la pureza absoluta, bajo la forma de la virginidad. En cuanto a la dureza, o más bien la estabilidad, atributo esencial del eje del mundo, el Arcángel Gabriel anuncia a Zacarías que su hijo «unirá el corazón de los padres al corazón de los hijos», lo que, simbólicamente, hace referencia a los estados sucesivos del ser. Respecto al hijo del Zebedeo, Jesús ha dicho de él: «Yo quiero que permanezca hasta que yo venga» (40. p. 129).

René Guénon estaba muy atento a que, en los rituales, la expresión «Respetable Logia» estuviera siempre completada por las palabras «de San Juan». Es conocida la importancia de las dos fiestas solsticiales en la Masonería. Y en algunos Ritos, particularmente en lengua española, los trabajos se abren y cierran, y los grados son conferidos «en el nombre de Dios y de San Juan». Los masones de lengua inglesa suelen denominarse entre ellos como John’s Brothers (Hermanos de Juan). (48, p. 253)


Referencias:
1 René Guénon, “Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada”, EUDEBA, 1988.
26 Richard Carlile, “Manual of Freemasonry”, Kessinger Publishing Company, Montana, U.S.A.
30 Jean Pierre Schnetzler, “La Franc-Maçonnerie comme voie spirituelle”, Éditions Dervy, 1999.
36 Jean Tourniac, “Les Tracés de Lumière”, Éditions Dervy, 1987, París.
40 Denys Roman, “René Guénon et les Destins de la Franc-Maçonnerie”, Éditions Traditionnnelles, 1995, París.
48 Denys Roman, “Réflexions d’un Chrétien sur la Franc-maçonnerie”, Éditions Traditionnelles, 1995, Paris.




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