viernes, 17 de julio de 2009

Algunas reflexiones sobre el "Cuadro de Logia" por Bruno Rovere

Publicado en la Rivista di Studi Tradizionali, nº 53, julio-diciembre de 1980

El Cuadro de Logia constituye en la Masonería especulativa un elemento indispensable para la apertura y el desarrollo ritual de los trabajos, puesto que su presencia, en virtud de la influencia espiritual inherente a los símbolos sobre él representados, sacraliza el lugar en el que dichos trabajos se realizan, aun a pesar de que se trate de una sala cuyas paredes carezcan de otros símbolos masónicos[1]; desde este punto de vista, la diversidad de los símbolos representados sobre el Cuadro de Logia en los tres grados puede corresponder no sólo a un tipo de trabajo diferente, sino también a una modalidad distinta de la acción de la influencia espiritual, o bien a la acción de diferentes modalidades de dicha influencia.

Por su colocación central, y en tanto que reproduce los principales símbolos que deberían decorar el Templo, el Cuadro de Logia es un símbolo del "centro" que, como anotaba René Guénon refiriéndose a la "rueda cósmica"[2]: debe por otra parte ser concebido como conteniendo principalmente a la rueda entera, razón por la cual Guillaume Postel describe el centro del Edén (que a su vez es al mismo tiempo el "centro del mundo" y su imagen) como "la Rueda en medio de la Rueda".

Vista la importancia del Cuadro de Logia en la Masonería especulativa, no puede sino sorprender su ausencia, por lo que conocemos, en la antigua Masonería operativa, y esto plantea dos problemas por lo demás estrechamente relacionados: qué sustituía en la antigua Masonería operativa al Cuadro de Logia y cuál es el origen de este último. Para intentar hallar una solución a estas cuestiones, es oportuno referirse a lo que se conoce, gracias a la obra de René Guénon y a las cartas de Clement Stretton[3], sobre los antiguos rituales operativos.

En la antigua Masonería operativa existían siete grados[4] y dos grandes Divisiones: la Masonería de la Escuadra (square masonry) o azul, y la Masonería del Arco (arch masonry), o roja, a la que concernía el empleo del compás. Ambas Divisiones poseían siete grados, que en la Masonería de la Escuadra, de la que directamente deriva la Masonería especulativa que aún hoy se llama precisamente Azul, eran, según lo referido por Clement Stretton, los siguientes:

I grado, o grado de los Aprendices (Apprentices), que, con el martillo, el cincel y la regla, desbastaban la piedra bruta. Después de siete años de aprendizaje, es decir, desde los 14 hasta los 21 años, durante los cuales no podían contraer matrimonio ni tener relaciones con mujeres, pasaban al segundo grado y se hacían así Constructores Libres (free-masons).

II grado, o grado de los Compañeros del Arte (Fellows of the Craft), que, con los mismos instrumentos que los aprendices, y con la escuadra, el nivel y la plomada, cuadraban a la perfección la piedra bruta. Su nombre era Giblim[5].

III grado, o grado de los Super-Compañeros (Super-Fellows), o Compañeros de la Marca, quienes experimentaban y marcaban con el mallete y el cincel la piedra cúbica[6].

IV grado, llamado Lugar del Templo, en el cual, sin hacer uso de instrumentos metálicos, se disponían y erigían, según el orden de la marca, las piedras provenientes del grado anterior. En este grado se trabajaba, pues, en la construcción del Templo.

V grado, o grado de los Superintendentes de los Trabajos, cuyo nombre hebreo era Menatzchim[7], y a cuyo cuidado estaba el adiestramiento y la vigilancia de los Aprendices y de los Compañeros de grado inferior.

VI grado, o grado de todos los que habían superado el examen de Maestro (Passed-Masters), y cuyo nombre hebreo era Harodim[8]. No podían ser más de quince.

VII grado, constituido por tres Maestros Masones en el cargo, que respectivamente representaban al Rey Salomón, a Hiram, Rey de Tiro, y a Hiram-Abif, el Arquitecto.

En una Logia operativa, según lo que refiere Clement Stretton, los trabajos se desarrollaban simultáneamente en los siete grados, y por consiguiente eran necesarias siete cámaras, una por cada grado; de acuerdo con un esquema de su composición, esta cámara o "Logge" estaba distribuida en dos construcciones oblongas y paralelas, orientadas según el eje Este-Oeste, cada una de las cuales comprendía tres cámaras: en la primera construcción, a la que se accedía por Oriente, se encontraban por orden las cámaras de primero, segundo y tercer grado, separadas unas de otras por una doble puerta; en la segunda construcción, situada al norte de la primera, se encontraban las cámaras de quinto, sexto y séptimo grado, con una doble puerta entre las dos primeras y una puerta plegable entre las dos últimas, aunque los trabajos en éstas podían desarrollarse a puertas abiertas.

Esta segunda construcción, además de la puerta principal de Oriente, disponía de un acceso a Occidente, para uso exclusivo de los tres Grandes Maestros. Por último, al Noroeste de dicha construcción, se hallaba la Logia de IV grado o Lugar del Templo, que revestía una importancia muy particular en el conjunto de los siete grados: además de ser el lugar de la construcción del Templo, lugar sagrado al cual sólo se podía acceder descalzo y con la cabeza cubierta, era el escenario de conmemoraciones anuales, en forma de dramas rituales, de episodios importantes ocurridos durante la construcción del Templo de Salomón, como la colocación de la piedra fundamental por parte del Rey Salomón, la muerte del arquitecto Hiram-Abif, etc.

En el centro del Lugar del templo, debajo del pavimento, existía una cámara subterránea, a la cual sólo tenían acceso quienes habían obtenido el grado de Maestro (VI y VII), y en la que se custodiaban, en el interior de una columna cuadrangular, los planos del Templo y el "Centro". Del centro de la bóveda de esta cámara subterránea, y colgado del techo del Templo, descendía un hilo de plomo azul, que apuntaba al centro de una esvástica[9]; en esta cámara, a la que se aplicaba la denominación de "Cámara del Medio", tenía lugar la iniciación al séptimo grado.

Ahora bien, mientras que en la Masonería especulativa los trabajos comienzan siempre en cámara de Aprendiz, para después pasar eventualmente a los demás grados, en la Masonería operativa la Logia se abría primero de forma privada por los tres Grandes Maestros en la cámara de séptimo grado, y sucesivamente, por orden, en los grados inferiores; en un cierto sentido, puede decirse que la influencia espiritual descendía primero en modo "vertical" en la cámara del séptimo grado, para ser después transmitida y "participada" en modo "horizontal" a los grados inferiores. A este respecto, puede citarse un artículo de René Guénon, en el que afirmaba: "En efecto, una Logia operativa no podía ser abierta más que con el concurso de los tres Maestros[10], que tenían en su posesión tres varas cuyas respectivas longitudes estaban en relación con los números 3, 4 y 5; solamente cuando estas tres varas se juntaban y se disponían de modo que formaran el triángulo rectángulo pitagórico podía tener lugar la apertura de los trabajos. Es fácil comprender que, de manera similar, una palabra sagrada puede estar formada por tres partes, tales como tres sílabas[11], cada una de las cuales no puede ser comunicada sino por uno de los tres Maestros, de manera que, en ausencia de uno de ellos, tanto la palabra como el triángulo serían incompletos, y nada válido podría ser cumplido"[12].

En la Masonería operativa, según refiere Clement Stretton, el descenso de la influencia espiritual era de hecho cumplido mediante la invocación ritual de tres Nombres divinos monosilábicos, y su soporte geométrico no era tanto el Cuadro de Logia como el triángulo rectángulo constituido por las tres varas de longitudes respectivas tres, cuatro y cinco; al término de este rito, siempre en la cámara del séptimo grado, se efectuaba un "saludo" dirigido a un Nombre divino hebreo trisilábico, cuyo valor numérico es 345, de donde la evidente conexión con las tres varas.

Pero a finales del siglo XVII, los masones operativos estaban frecuentemente obligados, debido a los cambios de las circunstancias de tiempo y lugar, a reunirse en locales públicos, que dispusieran en el piso superior de una sala de reuniones suficientemente amplia. En estas condiciones, para poder mantener la constitución en siete cámaras de una Logia operativa, los locales disponibles debían subdividirse en siete compartimentos por cortinas de tela[13]; además, no siempre era posible disponer en dichos locales de todo el equipamiento "constructivo" y de todos los modelos simbólicos necesarios, por lo que los elementos que faltaban eran dibujados con yeso o con carbón sobre el suelo: en este trazado de símbolos, con toda probabilidad patrimonio exclusivo de los Maestros, a quienes solamente competía el proyecto y, por ello, el diseño[14], puede reconocerse sin esfuerzo uno de los orígenes del Cuadro de Logia.

Esto, que constituía una excepción para los operativos, se convirtió en cambio en una regla para los especulativos, que siendo predominantemente masones "aceptados" y por añadidura "cismáticos", no podían de todas formas reunirse en Logias constituidas en el interior de la cantera, ni tampoco disponer con facilidad de las herramientas de albañilería; y fue precisamente entre los "Modernos" donde se afianzó la costumbre de trazar una Logia simbólica sobre el pavimento del lugar de reunión[15].

Solo posteriormente se instituyó el empleo de una Tabla (board) dispuesta directamente sobre el pavimento o sobre un caballete, de donde la denominación de "trestle-board", sobre la cual se trazaba cada vez, al inicio de los trabajos, el Cuadro de Logia; en una fase más tardía, hacia finales del siglo XVIII, al empleo de una Tabla de trazar (tracing-board) se sustituyó el uso de Cuadros de Logia pintados de modo permanente sobre tela u otros materiales, con una "gran variedad en los diseños empleados en las diferentes Logias, a pesar de que los símbolos principales fueran siempre preservados de manera constante"[16].

Finalmente, en 1846, en Inglaterra, se llegó a estandarizar el diseño de los Cuadros de Logia mediante un "concurso", en el que fueron seleccionados los diseños de John Harris, que ahora están en uso en la mayor parte de las Logias anglosajonas.

Pero poder determinar, en caso de que fuera posible, un origen histórico y por consiguiente humano del uso de un determinado símbolo significa siempre limitarse a un punto de vista bastante exterior: si el Cuadro de Logia constituye en la Masonería especulativa un símbolo de notable importancia "técnica", y si es verdad que lo menos no puede dar origen a lo más, debe deducirse que el verdadero origen, si así se puede decir, del Cuadro de Logia consiste más bien en la búsqueda de una adaptación, realizada de modo más o menos directo por la antigua Masonería operativa, de símbolos preexistentes, a fin de llenar la laguna dejada en la Masonería especulativa a causa de la ignorancia de los fundadores de la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Teniendo en cuenta además las diferencias significativas que se encuentran no sólo en el ritual, sino también en los Cuadros de Logia de la Masonería continental con respecto a la anglosajona, como la respectiva posición del Sol y de la Luna y la presencia en el Cuadro de Logia de Aprendiz de la Masonería inglesa de tres "pilares" en lugar de las dos "columnas", debe deducirse que tales adaptaciones se han operado de acuerdo a diferentes modalidades en Francia y en Inglaterra[17].

En cuanto al depósito simbólico inherente al Cuadro de Logia, puede pensarse que el Cuadro en su totalidad, o particularmente algunos de los símbolos en él representados, como la Escuadra y el Compás[18], constituían un sustituto del triángulo rectángulo de lados 3-4-5, apto para sacralizar el lugar de descenso de la influencia espiritual.

Así, pues, es posible vislumbrar en la posición central del Cuadro de Logia una correspondencia con la posición y el papel central del "Lugar del Templo", que era además considerado un lugar sagrado; todavía puede reconocerse, en su cualidad de diseño o de símbolo gráfico, una correspondencia con los planos de la construcción del Templo de Salomón, que en una Logia operativa se conservaban en la columna subterránea del "Lugar del Templo" y que en la apertura de los trabajos eran retirados por un Maestro Pasado (Passed-Master) para ser posiblemente dispuestos en el centro de la cámara de IV grado.

Esta última consideración, que se refiere quizá al "prototipo" más directo del Cuadro de Logia especulativo, conduce finalmente a encarar el problema del trazado del Cuadro.
Para comprender la importancia de este trazado, puede ser útil la siguiente comparación: la lectura de un texto sagrado impreso tiene seguramente el mismo efecto que la lectura del mismo texto manuscrito, pero lo que de este modo se pierde es el efecto inherente a la transcripción del texto sagrado.

Análogamente, el uso de Cuadros de Logia impresos no impide la eficacia ritual de los mismos, pero se pierde el significado simbólico y ritual del propio trazado. Éste, que es competencia exclusiva de los Maestros, constituye para el masón especulativo la única posibilidad que le queda de "vivir" una de las principales funciones de los antiguos Maestros operativos, es decir, la de trazar el plano de la construcción; además, siendo el Cuadro de Logia un símbolo del Cosmos, su trazado corresponde simbólicamente al propio proceso cosmogónico, y esto subraya su importancia.


Notas:

[1] En siete ilustraciones de Gabanon, que se remontan a 1745 y reproducidas en el libro de G. H. Luquet titulado La Franc-Maçonnerie et l’État en France au XVIIIe siècle (Éd. Vitiano, París, 1963), en las que se representan distintos momentos de una reunión masónica de la época, este aspecto es muy evidente.
[2] La Grande Triade, cap. XXIII, nota 11.
[3] Clement Stretton fue iniciado en una Logia operativa de Derbyshire, en el condado de Leicester, en 1866, cuando era estudiante de ingeniería, y obtuvo el VII grado en 1909; su correspondencia con John Yarker durante los años 1908 y 1909, y las cartas dirigidas a la redacción de la revista The Speculative Mason entre 1910 y 1915, fecha de su muerte, constituyen una rica fuente de información sobre los aspectos operativos y rituales de la Masonería operativa. Amplios extractos de esta correspondencia han sido publicados en la revista The Speculative Mason desde 1950 hasta 1955, y es de éstos de donde hemos sacado la mayor parte de las informaciones referidas en este artículo.
[4] Cf. René Guénon, Études sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, tomo II, pp. 40 y 45, en nota y el capítulo "Palabra perdida y nombres sustitutivos", en Symboles de la Science Sacrée, cap. XVII, nota 10.
[5] Cf. René Guénon, Symboles de la Science Sacrée, cap. XLVIII, nota 5.
[6] Cf. René Guénon, Études sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, tomo I, pág. 261 [cf. el nº de The Speculative Mason de julio de 1936].
[7] Cf. René Guénon, Ibidem, tomo II, pág. 18.
[8] Cf. René Guénon, Ibidem, tomo II, pág. 18.
[9] Cf. René Guénon, La Grande Triade, cap. XXV.
[10] [Guénon añadía en nota lo siguiente: "Los Maestros son aquí los que poseen el séptimo y último grado operativo, al cual primitivamente pertenecía la leyenda de Hiram; ésta es por otra parte la razón de que fuera desconocida por los Compañeros "aceptados" que por propia iniciativa fundaron la Gran Logia de Inglaterra en 1717, y que naturalmente no podían transmitir más de lo que ellos mismos habían recibido". Nota del traductor].
[11] Guénon añadía en nota lo siguiente: "La sílaba es el elemento realmente fundamental de la palabra pronunciada; es de señalar, por lo demás, que la propia "palabra sustitutiva", en sus diferentes formas, está siempre compuesta por tres sílabas, enunciadas separadamente en su pronunciación ritual". Nota del Traductor).
[12] Cf. René Guénon, Études sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, t. II, págs. 45-46.
[13] Cf. los artículos aparecidos en el número de julio de 1948 de la revista The Speculative Mason, dedicados al Cuadro de Lgia y reseñados por René Guénon en el número de enero-febrero de 1949 de la revista Études Traditionnelles.
[14] A este respecto puede observarse que la expresión "plancha de trazar" es la traducción exacta de la inglesa "tracing board", que se diferencia muy poco, por lo demás, de la expresión "drawing board", que designa un atributo característico del Maestro.
[15] Según un antiguo ritual "especulativo", el candidato (sic) ejecutaba sobre este trazado una marca simbólica, mientras era instruido sobre el significado de los símbolos que encontraba (J. And B., 1762).
[16] Cf. René Guénon, Études sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, tomo II, pág. 161.
[17] Cf. René Guénon, Ibidem, tomo I, pág. 284, y tomo II, pág. 162.
[18] Según lo referido por Clement Stretton, en la antigua Masonería operativa la escuadra y el compás pertenecían a dos "Divisiones" bien distintas del oficio, hasta tal punto que si un masón de la "escuadra" era descubierto manejando un compás era castigado con la pena de muerte. Por otra parte, la introducción en la Masonería especulativa de los dos instrumentos conjuntamente no puede sino corresponder a una adaptación realizada por los operativos para llenar una grave laguna "técnica", que fue preciso reparar con sustituciones semejantes.

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